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Calmar a tu bebé


¿Incapaz de aguantar el llanto de tu bebé? ¿De verlo sufrir y no saber cómo calmarlo? Un pediatra estadounidense asegura haber encontrado la solución, un milagro con el que se logra que el recién nacido deje de llorar.


El doctor Robert C. Hamilton, de Santa Mónica (California) cuenta, según recoge «The Daily Mail», que su técnica, llamada 'El sostén', "The Hold", es sorprendentemente eficaz, permitiendo calmar al bebé el tiempo que sea necesario.


​«Todo debe ser muy suave, sin hacer movimientos espasmódicos jamás», aconseja Hamilton.


Hamilton, que ha ejercido de pediatra durante 30 años, demuestra la eficacia de 'El sostén' aplicando su «toque mágico» a varios pequeños pacientes y consigue calmarlos.


Como muestra el vídeo, el doctor sostiene al niño y le dobla sus brazos sobre el pecho. Se debe sujetar al bebé en un ángulo de 45 grados con las dos manos, una entre las piernas y la otra alrededor del cuello, meciendo al al niño de arriba a abajo, de atrás hacia adelante, haciendo círculos y dándole un ligero meneo.


«Se sostiene al niño con la palma de la mano, no con las yemas de los dedos, y se apoya la barbilla, de ahí que la mano quede en un ángulo de 45 grados», explica.


El reflejo de Ernst Moro


Los bebés recién nacidos poseen diversos reflejos o movimientos involuntarios que son signos de un estado de salud, dentro de la normalidad.


El reflejo de Moro o de sobresalto está presente en los bebés recién nacidos y debe su nombre al pediatra austríaco Ernst Moro, que lo describió por primera vez.


Este reflejo se suele detectar en la primera exploración al bebé y después en las siguientes consultas se confirma que sigue presente hasta los tres o cuatro meses, cuando suele desaparecer.


El reflejo de Moro consiste en que el bebé extiende los brazos y abre rápidamente las manos con las palmas hacia arriba y extendiendo los dedos con los pulgares flexionados en el momento en el que siente falta de apoyo (puede suceder ante un cambio brusco de posición).


El bebé se sobresalta, tensa hombros y espalda y abre los ojos como asustado, incluso puede romper a llorar. A medida que el reflejo termina, el bebé retrae los brazos hacia el cuerpo, con los codos flexionados y finalmente el bebé se relaja. Por eso flexionando con suavidad los brazos del bebé sobre el pecho le brindamos seguridad y se calma.


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